Reflexiones sobre el European Innovation Scoreboard 2024
Es obvio que la innovación será esencial si en Europa queremos ser competitivos en el largo plazo.

La semana pasada se publicó el informe “European Innovation Scoreboard 2024”, realizado por la Dirección General de Investigación e Innovación de la European Commission, que tiene como fin servir como indicador del rendimiento de los países europeos en relación a sus procesos de innovación y fomentar el compromiso con estas prácticas.
El informe, que analiza más de cuarenta indicadores, puede tener diversas lecturas y, como siempre ocurre en este tipo de informes en el que se da mucho peso al ranking, cada uno cuenta lo que más le interesa.
Es obvio que la innovación será esencial si en Europa queremos ser competitivos en el largo plazo, y no es menos cierto que a través de ella podría mejorar la productividad, una de las grandes tareas pendientes de nuestro viejo continente.
En un contexto de permacrisis, que este año dibuja una aceleración pronunciada de la crisis climática, la disrupción tecnológica propiciada por la Inteligencia Artificial y cierta estabilidad macroeconómica, la UE sigue sin ser consciente de que, para mejorar el rendimiento de la innovación en la UE, se necesita un sistema más flexible, que sepa entender y fomentar el riesgo y que la prepare para el futuro, sea el que sea.
Nosotros, en PINN, pensamos que el cambio debe adoptarse de forma natural y no tanto de fomentar la adaptación a un entorno que ya sabemos que no es estable. El camino para la UE pasa por el mercado único sólido, un entorno regulatorio estable y una carga administrativa reducida y, de verdad -y verdaderamente- ágil.
En cuanto al análisis de España, más allá de los indicadores generales y nuestra posición por debajo de la media de la UE, el rédito en los últimos años sigue aumentando de manera sostenida pero desesperadamente lenta, en la que sin duda se refleja el poco rendimiento que le sacamos al alto nivel formativo de nuestros empleados, que resalta como una de nuestras grandes virtudes.
En otras áreas del análisis, se destaca la fortaleza de nuestro país en los tipos de innovación más centrados en el core del negocio o como mucho adyacente, con poca iniciativa en el desarrollo de innovaciones con carácter más transformacional. Estos procesos de innovación más exploratoria se realizan principalmente en empresa grande y multinacional, que disponen de los entornos y recursos sólidos y estables para probar.
En relación a las Pymes, y a pesar de todo el empujón de los Fondos de Recuperación y el fomento de la digitalización, la Innovación sigue con un bajo impacto en la mejora de procesos de negocio. Esto podría deberse a la tendencia de los últimos años de separar la innovación de la estrategia, de forma que se acaba bloqueando el avance fundamental para el crecimiento de las mismas.
Además, y nos hace especial ilusión, se destaca un aumento en los procesos de colaboración entre Pymes para el desarrollo de procesos de innovación con el fin de hacer frente a proyectos ambiciosos que muchas veces es difícil sacar adelante en solitario.
Uno de los principales avances en los últimos años se ha producido en el gasto que se realiza en capital riesgo, siendo este aún ciertamente insignificante y quizá más movido por un sistema de start-ups más centrado en la apariencia que en los modelos de negocio productivos.
Más allá de todos estos interesantes indicadores, más allá de la foto que nos da el EIS, más allá del morbo que provoca el ranking y la comparación con otros países, nosotros pensamos que la innovación es una manera de entender la estrategia de nuestras organizaciones que nos debería ayudar a asegurar el futuro.
Por ello, sólo integrando la innovación de forma real en el día de la organización, huyendo de modas, promoviendo proyectos de exploración a futuro en los que seamos capaces de entender y ajustar el riesgo con la velocidad necesaria para seguir avanzando y midiendo la innovación, las organizaciones serán capaces de asegurarse un futuro sostenible.
Una buena gestión de la innovación, el desarrollo de una cultura adecuada y el fomento de procesos creativos, serán las claves para la organización de procesos de negocio para el futuro y aumentar la motivación de los empleados. Todo ello pasará por entender la innovación como algo estratégico y no cómo algo tangencial a la organización, que es lo que parece señalar el informe.